El Palacio de la Bouza acoge la primera boda hindú de Asturias
Paola Ayala y Chetan Khushal celebraron una colorida ceremonia en el Palacio de Bouza, con 137 invitados de Asia, América, Oceanía y Europa
Un sacerdote hindú se desplazó desde Ceuta para oficiar el enlace, entre una española y un londinense originario de la India
L. S. N./Pravia
El Palacio de la Bouza, en Riberas (Soto del Barco) fue escenario el pasado fin de semana de la primera boda hindú que se celebra en Asturias. La colorida ceremonia, llena de símbolos, se celebró ante 137 invitados venidos de cuatro continentes, Asia, América, Oceanía y Europa. La novia, Paola Ayala Cerezo, de Zaragoza, es hija de Rogelio Ayala, uno de los socios del Palacio. “Nos pareció el lugar ideal, con un paisaje impresionante, un sitio maravilloso, aunque éramos conscientes de que nos arriesgábamos con la lluvia”, cuenta Paola. Fue una apuesta arriesgada, con invitados llegados de todas las partes del mundo (Londres, de donde es la familia del novio, Chetan Khushal; Argentina, Malasia, Dubai, Australia, y también Zaragoza, Málaga, Barcelona, Bilbao…), y al principio cundió un poco la alarma, porque el sábado empezó lloviendo, pero al final la ceremonia y la celebración posterior no pudieron tener más encanto y belleza. “Cambiamos hasta tres veces las mesas, metiéndolas al salón, pero daba tanta pena desaprovechar todo el trabajo que habíamos hecho, y la maravilla que es el patio interior del palacio de Bouza, que las acabamos sacando, y todo salió muy bien”, cuenta Paola.
Para oficiar la ceremonia, fue necesario trasladar a un sacerdote hindú desde Ceuta. Se trata de un oficio lleno de símbolos que dura 90 minutos, y que arranca con la llamada “procesión del novio”, en la que la familia y él llegan, acompañados de música, para iniciar la celebración. El encuentro con la familia de la novia, la aceptación por parte de la madre de ella, que le coloca un lunar en la frente, el intercambio entre los novios de las coronas de flores, Paola y Chetan cumplieron el ritual, que dio paso a una celebración que se había iniciado el día antes. “Como todo el mundo venía de fuera, organizamos el viernes también una fiesta, en la que quisimos mezclar las dos culturas”. Y lo hicieron, con una hoguera de San Juan y una “fiesta de la henna”, en la que la novia y sus damas decoran sus pies y manos.
Para darle el toque asturiano, durante el día hubo en el Palacio de Bouza sidra, una gaita y un tamborilero, además de una mesa especial con 40 quesos asturianos, y dos jamones. “Ofrecimos comida hindú, vegetariana, ya que allí es poco habitual comer carne. Pero si no pongo al menos un jamón para los españoles, creo que me matan”, bromea la novia, que destaca el impacto que tuvo entre los invitados el queso, uno de los reyes de la gastronomía asturiana. “Fue un comentario general, se fueron encantados con los quesos asturianos, decían que nunca habían visto variedad así”. Al final, el buen tiempo acompañó y la belleza de Asturias hizo el resto. “Fue un acierto completo”, resume Paola Ayala.