El viaje de ida y vuelta de los tapones
La empresa praviana Recinpra recicla toneladas de cierres de botellas que se utilizan posteriormente para juguetes, defensas de automóviles, etc
Marta Fernández López / Pravia
Cuando donamos ropa o comida sabemos que es para ayudar a los más necesitados. Pero ¿qué pasa con los tapones que donamos?. Son pocas las personas que informadas, pues la mayoría solo sabemos que la recogida de tapones de plástico empezó como una campaña para ayudar especialmente a personas con enfermedades raras, y así de esta manera poder ayudar a pagar sus terapias.
Los tapones tienen un valor importante, y no son pocos sus motivos. Están hechos de polietileno, que es un tipo de plástico de calidad y muy valioso en el mercado. Además, La recogida es bastante rentable, porque es un material muy limpio y ocupa poco espacio, facilitando la posibilidad de almacenaje.
Los tapones llegan en sacos de toneladas, y tienen un valor de 200 euros por tonelada (medio millón de tapones ). A continuación, se procede al lavado, y posteriormente al centrifugado, para secar los tapones. Una vez ya echo este proceso, se procede a la trituración del plástico en trocitos pequeños. “Una vez triturado se lo vendemos a empresas que lo utilizan como materia prima” según Patricia encargada de la administración de Recinpra, situada en Pravia. Un uso sería, por ejemplo, fabricar el pompero de los niños. “Además se lo vendemos a una empresa navarra para que continúe el proceso, hasta llegar a la granza” prosigue. La granza es lo que le da una segunda vida al plástico, convirtiéndolo por ejemplo en una parte de la defensa de los coches, cajas….
Hace varios años este tipo de plástico no se utilizaba para nada, acabando la mayoría de ellos en vertederos de todas las partes del mundo. Sin embargo, gracias a la ayuda de las asociaciones, el plástico tiene un segundo uso. Esto sería impensable sin estos colectivos, pues son los únicos capaces de concienciar a tanta gente por un bien común.
Recinpra es un negocio familiar donde trabajan el padre junto con sus hijos (Ceferino, Jorge y Patricia) comenzó vendiendo pallets, y actualmente se encargan de la gestión de residuos del INPA, y además se dedican a la recogida de tapones. De esta manera, ayudan en una buena causa. El objetivo futuro de estos emprendedores es poder conseguir dar uso a los tapones de las botellas de agua (PET).
Muchos de estos tapones se convierten en juguetes, cajas de plástico, o cualquier otro material reutilizable. Pero sin duda, lo más importante del camino es poder facilitar la ayuda de muchos niños que lo necesitan, y así, de esta forma poder ayudarles en su mejora.