Pensando en mi Asturias
Por José Luis SUÁREZ RODRÍGUEZ
Durante siglos el hombre de Asturias vivía pegado al campo, tratando de obtener del espacio que le rodeaba territorios que le permitieran su supervivencia. Construyó caseríos en los lugares mas recónditos de nuestras montañas, en las proximidades de los ríos y en la costa, con una orografía beneficiosa aprovechó sus recursos viviendo conjuntamente del campo y la pesca, formando en sus valles y en su litoral poblados que todavía en la actualidad causan admiración.
Durante estas últimas décadas se contempla con asombro, como los gobiernos regionales de cualquier signo político, ponen todos los medios a su alcance para que este territorio se transforme en un inmenso bosque, desaparezcan caserías, praderías y pueblos enteros por el imperativo éxodo de sus habitantes, favorecido por las políticas regionales que se están llevando a cabo.
La ordenación de Asturias está dirigida a la promoción y creación de empresas en la zona central donde permiten urbanizar millones de metros cuadrados en polígonos industriales, sin problemas de “impactos ambientales” ni de otras normas que obstaculicen su desarrollo, desaparecen vegas enteras a orillas del Nalón y se llenan indiscriminadamente los concejos limítrofes de Gijón, Aviles y Oviedo de naves industriales.
Estas políticas regionales están consiguiendo la desaparición de nuestros pueblos, no queriendo ó no sabiendo poner remedio a los cambios que la pertenencia a la Unión Europea exigiría para nuestros ganaderos y agricultores. No procurando crear “otros puestos de trabajo” que hicieran posible la supervivencia de las personas que habitaban esos lugares. No se crearon empresas a todo lo largo de nuestra geografía, para que los hijos de los mayores que dejaban el campo, no tuvieran que marchar a la zona central de Asturias o fuera de nuestra región, viéndose obligados a abandonar su tierra y las casas en que nacieron. Sin darse cuenta que al perder al hombre se pierde el territorio.
Es difícil luchar contra la apetencia de poder de algunos políticos, a los Ayuntamientos no se les han otorgado medios económicos, ni poderes descentralizados del gobierno regional, todo lo contrario, se les han disminuido, tanto económica como legislativa. Los alcaldes deben saber conjugar las buenas cualidades de unos políticos responsables, unirse y dialogar con otros órganos oficiales para mantener la identidad y desarrollo de su territorio, no permitir que pisen sus derechos que son los de sus ciudadanos, todos debemos participar de las inversiones que los gobiernos regionales recaudan porque son el producto de nuestros impuestos.
Asturias es plural, no solamente porque termina en ese, si no, porque los son sus gentes, su idiosincrasia cambia según el lugar en que habita: la montaña, la costa, la industria, la mina, los valles, la ciudad, obligarlo a desarraigarse de su territorio, tener que vender o cerrar la casa en que nació, abandonar sus campos y empeñarse económicamente para buscar vivienda y trabajo en la ciudad no crea riqueza a nuestra región, todo lo contrario, la empobrece. Hay que crear puestos de trabajo a todo lo largo y ancho de nuestro territorio para evitar el sufrimiento de nuestros mayores y que sus hijos no tengan la necesidad de marchar del espacio en el que se criaron. Las Corporaciones afectadas deben unirse para procurar la supervivencia de sus ciudadanos y exigir las ayudas necesarias para el desarrollo de sus localidades.
Continúen promocionando esa gran urbe de la zona central comprendida en los concejos de Oviedo, Gijón, Siero, Llanera y Avilés, que algunos entendidos en desarrollo regional sabrán sus motivos, pero que pongan remedio a la supervivencia del resto de Asturias.
El Bajo Nalón está situado en el centro de Asturias y sigue olvidado, Pravia, Soto del Barco y Muros de Nalón carecen de polígonos industriales donde puedan instalarse nuevas empresas; las existentes fueron desarrolladas e impulsadas por personas amantes de su tierra a pesar de la correspondiente oposición administrativa.
Oviedo y Gijón alcanzan el número suficiente de habitantes cada una de ellas para tener los servicios necesarios como los de una gran ciudad: parques, zonas peatonales, excelentes comercios, servicios sanitarios, seguridad, cines, ópera, campos de deportes, buenas comunicaciones, etc. Sus ciudadanos disfrutan de sus poblaciones y de su tranquilidad, no las transformemos en una gran urbe llena de complicaciones: mas automóviles, mas ruido, mas polución y mas aglomeraciones como en la actualidad tienen otras grandes capitales.
La zona sur de Asturias desde Cabrales a Ibias está considerada casi en su totalidad como Parques Naturales o Espacios Protegidos con las prohibiciones que originan estas calificaciones, en estos lugares se defiende más la vida de los lobos, osos, raposos, buitres, etc, que las de sus habitantes los que tienen verdaderas dificultades para mantener los rebaños y los medios que les sirven para su existencia.
El Plan de Ordenación del Litoral Asturiano (POLA), pretende hacer de la costa asturiana un lugar para que los habitantes que logren subsistir “anden de gorra y madreñas”. Este POLA, unido a la Ley de Costas que el Gobierno Regional alargó hasta los 500 metros con sus prohibiciones hacen prácticamente imposible el desarrollo del litoral.
La deplorable situación actual fue originada por las calificaciones, prohibiciones y trámites burocráticos que algunos dirigentes han desarrollado estos últimos años sobre las personas que trabajaban en el campo y desarrollaron praderías para sus ganados y plantaron árboles en la formación de sus bosques. La calificación de casi un tercio del territorio en Espacios Naturales Protegidos, la severa Ley de Costas, la protección de animales salvajes, osos, lobos, jabalíes, etc. superior a las de las personas que habitan en sus proximidades que no se les permite talar su árboles y el pastoreo en algunos lugares, se ha conseguido hacer de Asturias una selva.
Protejamos al hombre, creemos fuentes de riqueza a todo lo largo de esta región, demos facilidades y no prohibiciones para quienes desean trabajar y progresar, hagamos una costa útil y ordenada, no permitamos que las fieras ocupen nuestros lugares.
Consigamos que Asturias siga siendo un paraíso natural pero ayudemos a quienes la formaron.
Ayudemos a nuestros paisanos que son sus propietarios.
Cuanta razón tienes José Luís. Los ecologistas de salón que tanto peso tienen, deberían pensar un poco más en los habitantes de la zona rural que son los más interesados en mantener si entorno