Administraciones públicas y desarrollo local
Por Severino FIDALGO
Decían los viajeros británicos en la España del siglo XVIII, según señala William Jardine: este gobierno (Carlos IV) ha estado planeando caminos durante los últimos 20 o 30 años, sin llegar a concretarse. Jovellanos, Ponz y Campomanes también señalaban el problema de los caminos con mal firme y peor señalizados. En esa época, los accidentes geográficos, con los medios existentes, eran prácticamente imposibles de franquear o, al menos, limitaban mucho las comunicaciones, caso típico de los ríos y los puertos de montaña.
Todo eso cambió, a excepción de determinados proyectos por el abandono o el olvido al que algunos los condenan. Sin dejar tampoco de citar los informes de alguno de los múltiples organismos “competentes” que, en vez de aportar soluciones, acaban por contribuir a ese olvido de ideas y proyectos.
Hoy se tienen la posibilidad presupuestaria, los medios técnicos y los estudios realizados para hacer esa vía de comunicación, esa pasarela del Bajo Nalón, en un lugar con un enorme potencial y unas infraestructuras heredadas del desarrollo industrial del siglo pasado, inigualables en el territorio astur por tamaño y calidad.
Si a lo anterior añadimos la Estrategia Integrada de Gestión Portuaria del Principado de Asturias, esta pasarela sería el principio del desarrollo combinado del puerto mayor de Asturias, integrando San Esteban y L’Arena, excepción hecha de Gijón y Avilés, que son autónomos, como en su día fue el de San Esteban. Hay que añadir la posibilidad, por su coste, del invernaje de embarcaciones de otros países. Con una masa crítica de 1.900 habitantes podría en épocas no estivales tener todos los servicios necesarios y sería sostenible para una población con una media de edad alta.
Si uno de los principios básicos para el desarrollo de los pueblos es la comunicación, su primera derivada es la unión y la segunda el desarrollo. Pero si un accidente geográfico los corta, estamos obligados a salvar ese problema físico con la pasarela.
También hay desmovilización política y civil, esta segunda provocada, generando un problema que viene determinado porque “siempre hay algo prioritario”. Este argumento que algunos políticos locales de ambas orillas mantienen es su legítima opción, faltaría más, peor no es justo. Digo problema porque lo “prioritario” siempre es subjetivo, si consideramos que ya pasaron 37 años desde la primera propuesta de construir una pasarela, lo que convierte nuestro argumento en algo objetivo.
La conclusión es sencilla: dado que estamos en un régimen político representativo y los votos mayoritarios fueron favorables a la construcción de la pasarela, respetuosamente pedimos que se cumpla el compromiso en tiempo y forma. Entonces empezaremos a creer en algunos políticos y por extensión en la Política.