De Pravia a la galería Marlborough
El artista Tadanori Yamaguchi, afincado en el concejo, expone en la prestigiosa sala madrileña la muestra ‘Dentro y Fuera’
Por Plácido RODRÍGUEZ
Detrás de la mirada sosegada que emana de sus ojos rasgados se despliega un espíritu inquieto que con el paso de los años ha conseguido configurar su pasión en filosofía de vida y profesión. Desde que Tadanori Yamaguchi aterrizó en Asturias en la década de los 90 no ha cesado de crear. El día 11 inauguraba en Madrid, en una de las salas de arte más prestigiosas de España, la Galería Marlborough, su colección ‘Dentro y Fuera’.
En su obra el escultor consigue hacer duradero lo efímero, trasladar los detalles endebles del entorno en el que vive a la contundencia del granito y el mármol, dar transcendencia a lo cotidiano, perpetuar el día a día.Tadanori redimensiona a la forma esférica las alas de una libélula, el mapa del río Aranguín o el gráfico de su electrocardiograma. Continúa con la tradición de su Japón natal en cuanto a la importancia que se le confiere a la observación de la naturaleza y la traslada al lugar en el que ha echado raíces. En Pravia es donde vive, trabaja, explora y experimenta, dentro y fuera. Allí es donde cobran importancia los pequeños detalles, donde asume el compromiso sincero de crear, desde la concepción intelectual de la obra hasta la laboriosa fase manual con la que mima la roca. Son dos años de proceso, miles de horas de faena, para poder llegar a dar a luz a sus criaturas orgánicas cargadas de sentimientos, para que la Galería Marlborough se abarrotase de público y expectación ante el resultado final.
Y entre las miradas de la crítica y entendidos que visitan la exposición el artista experimenta la turbación de sentirse observado, de ser el foco de atención, y nos confiesa la importancia de sentirse arropado por una parte de su entorno, y con ese semblante característico, amable en el origen y en el destino, nos da las gracias por asistir a las personas que le son o le fueron cercanas, gente de Pravia y de Grao entre otras. Y nos congratulamos con él, sabedores una carrera que sin duda va a continuar creciendo con una forma de trabajar que él denomina hatsuru, un proceso lento y ritual en el que la destreza va dando forma a sus esculturas, un proceso al que el autor confiere tanta o más importancia que el resultado final; sin duda una forma de entender el arte y la vida que nos invita a reflexionar.