Año de ilusiones
Por Roberto FERNÁNDEZ LLERA
Creo no exagerar si digo que el año 2017 fue el del comienzo del resurgir en el Bajo Nalón y, más en particular, en el pueblo de L’Arena.
Cuando algunos quisieron matar las fiestas y bastantes más miraban al cielo, unos pocos consiguieron motivar a críos, jóvenes y mayores para renovarlas y convertirlas en algo espectacular. Incluyo aquí las celebraciones clásicas de San Juan, San Telmo y Navidades, pero también las que se resucitaron (disfraces de verano) y las nuevas que también fueron un éxito, como la parrillada en recuerdo del Gurugú y la Jira de la Pasarela. Lo decía una emocionada Mery y es el mejor resumen: “a veces, volver atrás es maravilloso”. Y yo añado: pero que sea para coger impulso y seguir adelante.
Siguiendo con las fiestas, en 2017 también fue cuando se consiguió que el Gobierno del Principado de Asturias declarase de interés turístico el Festival Gastronómico de la Angula. Sin duda, un revulsivo para una cita gastronómica que deja dinero y para un producto que nos da nombre en todas partes. ¡Cuánto le debe este pueblo a Manolo el de La Reina! En esto no se debe retroceder ni un milímetro y por eso es tan importante que la primera mangueada y la primera rulada se conviertan en dos acontecimientos cada año. Sin menospreciar a otra villas marineras, no podemos olvidar que aquí está la capital angulera de España y que esta rula –por cierto, en 2017 el edificio cumplió 100 años y nadie se acordó- debe ser la principal asturiana en este producto. Al hilo de esto, es muy buena la idea de la Asociación Cultural Garabuxada para que la visita de L’Anguleru en Nochebuena sea también declarada fiesta de interés turístico del Principado de Asturias. O la que algunas personas promueven justo enfrente, en San Esteban, para que también tenga esa distinción la tradicional y vistosa procesión del Carmen.
El año 2017 fue también el de retomar proyectos que dormían en los cajones de técnicos y políticos desde hacía lustros. El principal, el de la pasarela entre las dos orillas del río. El arrastre de la Plataforma vecinal reivindicativa y el apoyo de la inmensa mayoría de la gente a esta causa fueron cruciales para que el gobierno autonómico se comprometiese a retomar esta infraestructura y para que los gobiernos locales se sumasen ya sin vacilaciones a esta petición. Nunca es tarde si la dicha es buena, pero que sea buena. Cuando esté finalizada la obra, tiempo habrá de recordar agravios e indiferencias. Ahora toca sumar.
En el nuevo año y en los venideros toca consolidar lo sembrado en los 365 días anteriores. Como se dice en lenguaje moderno, “poner en valor” lo conseguido y seguir planteando iniciativas. Para ello es imprescindible tener un buen armazón social y político, algo que solo se logra remando siempre en el mismo sentido. Basta ya de criticar sin sentido, de competir de manera destructiva o de administrar la rutina. Siempre será mucho mejor apoyar al vecino que se esfuerza (incluso ayudarle), colaborar con el negocio de al lado (aunque sea nuestro rival) y aportar ideas (aunque no tengamos mucha gana). El ejemplo de la Asociación Cultural Arenesca de Festejos marca el camino, para que esa ilusión no sea flor de un día.