El cultivo del kiwi en el Bajo Nalón
Tenemos una Asturias, en su mayor parte sin desarrollar, de ser una de las primeras regiones de gran alto nivel económico, se ha situado en los últimos lugares del país.
No se pueden buscar culpables, pero los resultados demuestran que algunos gobernantes no estuvieron muy acertados en su gestión. La entrada en la UE afectó principalmente al cierre de nuestras principales industrias y también en gran medida al campo y la ganadería. En contrapartida la preocupación de nuestros gobiernos en la mayor parte de nuestra región fue la creación de espacios paisajistas, ecológicos y al hábitat de la fauna salvaje. Como consecuencia las superficies dedicadas a espacios naturales de todo tipo y Ley de Costas ampliada, alcanzaron las cifras aproximadas de 3.391 kilómetros cuadrados, lo que representa casi el treinta y dos por ciento de la superficie total de Asturias, algo más de un tercio.
No promocionaron nuestra región a todo lo largo y ancho de la misma, con un equitativo reparto de industrias en sus localidades y sumando algunas ayudas a la agricultura, que hubiera podido crear una comunidad próspera como ha ocurrido en otras regiones. Los grandes intereses indudablemente no están en los pequeños concejos, su revalorización y riqueza se dirige hacia esa zona central cada vez con mas intensidad.
Ahora se propone el Plan Metropolitano del Área Central. Se supone para mayor ruina del resto de Asturias, no se dan noticias sobre lo que piensan hacer con aproximadamente treinta y ocho concejos del área occidental que no aparecen en ningún plan de desarrollo y de momento ninguna reacción conocida por sus alcaldes que son los dirigentes de esos territorios.
Asturias ocupa uno de los últimos lugares en su crecimiento entre los años 1987 y 2016 habiendo sido una de las regiones, antes de esos años, que siempre ocupó uno de los primeros puestos. Por algo será.
En muchas regiones de nuestro país sus dirigentes se preocuparon del progreso de su tierra construyendo pantanos, canalizaciones, pozos de agua, desalinizadoras, trasvases de ríos, etc. para que sus ciudadanos pudieran regar y conseguir el gran aumento agrícola del que ahora disponen. Permitieron la instalación de industrias en pequeños concejos, en la costa realizaron en sus localidades urbanizaciones, les añadieron buenas autopistas y trenes de alta velocidad para llegar hasta ellas con facilidad. Muchas regiones apoyadas en sus cultivos, en el turismo y en otras actividades, supieron crear puestos de trabajo y elevar el nivel de vida de sus habitantes. Cometieron errores, pues han desarrollado ciudades que invaden la costa con planes urbanísticos mal proyectados para esos lugares y estableciendo con el empuje agrícola, mares de plástico que hieren la vista a quienes los contempla. En algunas partes no supieron armonizar su espacio con el progreso.
Se puede impulsar una región sin realizar atrocidades urbanísticas o una mala gestión agrícola y al mismo tiempo favorecer su progreso respetando el medio en que se encuentra. Es muy fácil decir: “Se prohíbe”, y “todo para la zona centro” y no hacer nada por el resto de la región, como desgraciadamente nos viene ocurriendo.
Parte de Asturias tiene ahora una oportunidad, pocos son los lugares de este país donde se puede establecer el cultivo del kiwi y la Cornisa del Cantábrico está considerada idónea para realizar estas plantaciones, particularmente esta parte del Bajo Nalón y Narcea donde algunas ya se han realizado con notable éxito.
España es deficitaria en la producción de este fruto, su consumo supera las 90.000 toneladas anuales, siendo la producción nacional de unas 10.000 toneladas de las que a Asturias le corresponden aproximadamente 3.000.
Con estos datos vemos que el riesgo de las inversiones que se realicen para su instalación, son a corto plazo rentables. La producción de esta fruta en las vegas de Pravia, Soto del Barco, Muros del Nalón y Salas, puede considerarse al tercer año de su plantación de 5 toneladas por hectárea y al sexto año de 30 toneladas por hectárea.
Estas vegas se consideran idóneas para estas plantaciones por su singularidad: próximas al mar, rodeadas de montes de poca altura con plantaciones de arbolado que las protegen de los vientos que se pudieran originar, suelos profundos y bien drenados con una alta capa de nivel freático, muy ricas en humus y de gran fertilidad, no tienen en invierno heladas ni caen nevadas sobre las mismas, y como todo Asturias gozan de una abundante pluviometría. Sus propiedades forman un lugar especial, idóneo para el cultivo del kiwi que en la actualidad se está desarrollando, consiguiendo una fruta de alta calidad. La superficie de las vegas sobrepasa las 1.000 hectáreas, por lo que podrían alcanzar una producción aproximada de 30.000 toneladas/año lo que representa un tercio del consumo nacional.
Favorecería el desarrollo de estas plantaciones la estabilidad en las orillas de sus ríos para evitar su desaparición en las grandes riadas. Estas vegas situadas en las partes mas bajas y menos pendientes de los ríos Nalón y Narcea, quedan depositados en su fondo los arrastres de materiales que se originan aguas arriba de su recorrido, haciendo subir su lecho en algunas partes llegando a formar “llerones” (isletas) que desvían su curso. Para evitarlo se podrían hacer algunos dragados.
Antiguamente se colocaban los denominados “gaviones” para la defensa de algunas orillas y desde hace mas de cuarenta años incomprensiblemente dejaron de utilizarse. Algo debería hacerse para evitar los daños que se producen en las avenidas que tratan de cambiar el curso del río y si fuera posible, evitar los daños que producen el paso de ramas y troncos que se depositan en estos cultivos.
El Gobierno Regional, tendrá el suficiente conocimiento sobre estas cuestiones y debería tratar de poner los medios necesarios junto a la Confederación Hidrográfica con sus técnicos competentes. Intervenir con alguna obra para regular los caudales de sus ríos, por ser una urgente necesidad para quienes se exponen en desarrollos agrícolas en estas vegas, y necesitan invertir con alguna garantía.
Estamos ante una gran oportunidad para el desarrollo agrícola de esta olvidada parte del Occidente de Asturias, que puede originar muchos puestos de trabajo. Los Ayuntamientos siempre tuvieron un gran poder para el desarrollo de sus concejos, se debe buscar el futuro sin admitir imposiciones, no se deben elegir alcaldes inoperantes, que si se mueven no salen en la foto. No se puede esperar que resuelvan las necesidades de esos olvidados treinta y ocho concejos donde impera el silencio a las exigencias.
Corresponde implicarse también en estas cuestiones a esta parte del Bajo Nalón que, entre otras muchas razones carece de polígonos industriales, no existe suelo clasificado ni siquiera para construir una nave y forma parte del conjunto común de esta olvidada zona occidental de Asturias.