Cornellana volvió a ser una fiesta
Por José Manuel R. ANTOMIL
El pasado domingo fue la gran fiesta del salmón de las riberas del Narcea y del Nalón. Todos esperamos con ilusión el redoble de las campañas del monasterio de Cornellana y el chupinazo que da a entender a toda la ribera que el primer salmón del año ya está en tierra.
La dureza del invierno que no acaba, tuvo mucho que ver con que el salmón más preciado de la temporada no saliera el primer día. El río baja con caudal muy alto, lo que complica mucho su captura, pero esta circunstancia es buena para la remontada de salmones hacia las zonas altas.
Ayer, aunque el salmón salió en el Sella, fue un día de reencuentro de buenos amigos, día de tertulias y anécdotas, día de recuerdos de los grandes pescadores ya desaparecidos como Kiko el de Arbodás, Manolo ‘el americano’, José ‘Ca Fero’, la saga de los Rositos o Titi ‘el de Cornellana‘ y Pichi ‘el de Teverga’.
Fue día de tertulias con los grandes maestros actuales, como Henry ‘el de Pravia’, la saga de los mangueiros de Forcinas, Pipi ‘el de Bárcena’, la saga de los Calzones, Suso ‘el de Mando’, Toni ‘el de Lorero’, o Cándido ‘el de Soto’, que a buen seguro darán clases magistrales a los nuevos pescadores.
Los pescadores y ribereños tenemos una duda con las nuevas generaciones, que es preservar el salmón en nuestros ríos. Para ello asociaciones, ribereños y administraciones debemos trabajar unidos.
Es de alegrarse de la unión de las dos asociaciones de la cuenca del Narcea, una separación que nunca debió de producirse, pues ambas luchan por lo mismo: la conservación del salmón. Los pescadores ya han dado ejemplo de saber adaptarse a los nuevos tiempos; los ribereños ya no se pueden considerar, por que nunca ha sido así, los enemigos del río, (donde vive el salmón, vive mejor el hombre), hoy el furtivismo es residual, ahora sólo falta que las administraciones sepan funcionar.
La Consejería del Medio debe escuchar las opiniones de los pescadores, de los guardas ya jubilados, debe tomar medidas contra el cormorán, las garzas o las nutrias, que en los últimos años han quintuplicado su presencia en el río.
Además, la Consejería del Medio Rural debe ser consciente de que las empresas que vierten a los ríos no son nuestras enemigas, pero hay que exigirles que cumplan la normativa vigente.
Por otro lado la Confederación Hidrográfica del Cantábrico ha de preocuparse del mantenimiento de los cauces y de los regueros que en otro tiempo desembocaban en los ríos y que hoy no lo hacen por falta de limpieza. Estos regueros, antaño eran viveros de truchas y salmones, pero hoy en día están en total abandono. Si todas las partes implicadas caminamos en el mismo rumbo, todavía es posible la recuperación del pez más preciado de Asturias.
Cornellana volvió a ser una fiesta, pero queremos que no sólo lo sea por un día y que nuestras generaciones venideras vuelvan a ver pasar por sus manos tantos salmones como vieron José Grana, Berto ‘el Gordo’ o Antonio González Olmo (Tocho).