Una manera sencilla de acabar con el picudo de las palmeras
Por Pepe ARNAU
Durante mi vida laboral viví en pequeños apartamentos y en oficinas, imagine, nunca grandes, es decir, mi horizonte siempre estaba cercano, la pared de enfrente. Siempre soñaba con vivir en algún lugar con horizonte infinito y que pudiera mirar la luna con los pies en la tierra.
Cuando me jubilé, para cumplir mi sueño, compré un terreno y, en él, construí una vivienda y un jardín. Para la construcción de la vivienda me apoyé, por normativa, en un arquitecto. Para diseñar el jardín me documenté con la literatura que encontré. El mejor consejo que encontré es que aquí, en Murcia, donde el agua es oro, la recomendación era que plantara palmeras, olivos e higueras porque pueden desarrollarse casi sin agua.
Planté palmeras muy jóvenes y olivos centenarios. Las palmeras, desde mi juventud, los primeros 18 años viví en un medio rural, siempre han estado en mi horizonte y vivir entre palmeras, pensaba, no era un sueño imposible. En la actualidad vivo entre palmeras.
Al picudo rojo lo conocía por la información que aparecía en la prensa que siempre alarmante y me preocupaba. Me tranquilizaba pensando que mis palmeras no las destruiría el malvado picudo rojo.
El día que descubrí que tenía cinco palmeras infectadas, una hubo que talarla para evitar su derrumbe, me quería morir. Busqué remedios para detener la marcha del picudo y apliqué el remedio que me dieron en mi comunidad autónoma.
A partir de este momento vuelvo a la tranquilidad hasta que, meses después, descubro que mis palmeras estaban, nuevamente, infectadas. En un estado de agitación extremo y sin remedio que aplicar, decido, para aplacar mi estado de agitación, fumigar una de ellas con pimienta de cayena pensando que aunque no murieran los picudos, los ojos le iban a escocer. Cuando horas después vuelvo a ver la palmera, en el suelo había varios picudos muertos.
Fumigué todas las palmeras y descubro que los picudos cuando se posan en un ejemplar que ha sido fumigado con pimienta de cayena, en unos segundos, sin tiempo de perforar ni poner huevos, caen al suelo y allí termina su vida. El picudo no muere envenenado muere por paralización de su sistema nervioso. La pimienta de cayena no es veneno, no contamina y los dátiles, riquísimos, puede comerlos sin miedo a padecer malas digestiones.
Como soy el moderador entre las ‘rabitas’ del picudo y mis palmeras les voy a describir algunas cuestiones para tener en cuenta en el tratamiento del picudo con pimienta de cayena.
Un día, después de darle muchas vueltas, decido inyectar pimienta de cayena al tronco de una palmera, sólo a una, me la jugué, y la sorpresa fue que murieron los picudos que se encontraban en su interior. Los picudos son muy ruidosos y hasta que la naturaleza los dote de sordina siempre se oirán. Así que, si son ruidosos, que lo son, podemos descubrir donde se encuentran y nada más sencillo que utilizar una oreja gigante para conocer si una palmera está atacada por picudos y también, y esto es importante, en qué lugar de la palmera se encuentran. La oreja gigante que utilizo es un fonendoscopio, ‘chismito’ que los médicos utilizan para conocer nuestro estado de salud, son muy económicos, sirve cualquier calidad, y si lo compra por Internet se lo envían a casa. Si al aplicar la base receptora del ‘fonendo’ al tronco, escucha ‘jolgorio’ de picudos, no hay duda, la palmera tiene picudos vivos y si escucha silencio no hay picudos o están muertos.
Los picudos se desarrollan a una velocidad de vértigo, especialmente en verano, el calor favorece las fases de su desarrollo. Por eso es tan importante descubrirlos lo antes posible. Hágase con un ‘fonendo’ aplíquelo al tronco de sus palmeras y trate, sólo por economía, a las infectadas.
Cuando detecte que sus palmeras están infectadas de picudos no se alarme, inyecte pimienta de cayena al tronco en la proporción de dos cucharitas, rasas, del café, por litro agua. Con esta acción la palmera queda protegida, de por vida, contra el picudo rojo. La pimienta de cayena es la vacuna contra el picudo. Esta afirmación la hago por mis vivencias, me ha ocurrido a mí. Hace años que deje de tratar a mis palmeras y siguen protegidas.
Si sus palmeras se encuentran atacadas por hongos, la cayena es especialmente buena para su eliminación. Donde hay cayena no prospera ningún patógeno ni se producen infecciones
Quiero resaltar que no vendo pimienta de cayena y tampoco a conservo palmeras, salvo las mías, y lo que sí hago es compartir mis experiencias y ayudar a quien lo necesite por salvar aunque sólo sea una palmera. La historia de mis palmeras, el picudo y yo, soy uno más, es muy larga y se encuentra contenida en 71 escritos publicados en http://picudodelaspalmeras.blogspot.com.es. En ella encontrará, si la lee, mis aciertos y fracasos. Desde este sitio me pueden consultar dudas, que las tendrán, en la confianza que contestaré a todas ellas y deje de pensar, por si lo piensa, que la pimienta de cayena es ‘cualquier cosa’ y que no puede terminar con el picudo.
Leo, todos los días, las noticias que publica la prensa en toda España con relación al picudo y, aunque no lo crean, es triste. Los ayuntamientos informan poco, o nada, a particulares que tienen la suerte de tener palmeras y la desgracia de no saber qué hacer cuando aparece el picudo. Y, en casi todos, se producen broncas entre partidos políticos porque la solución al picudo se ha politizado y mientras siguen muriendo palmaras en vez de picudos.