Periodismo en crisis
Por Fernando ROMERO
Recientemente se celebró en todo el mundo el Día Mundial de la Libertad de Prensa. El evento, no dejaría de ser una convención más si no fuera porque la coyuntura actual, tanto fuera como dentro de nuestras fronteras, es muy preocupante. Sin llegar a situaciones como la de narcoestados como México, en donde 11 periodistas perdieron la vida el pasado año, en España estamos atravesando un momento crítico para la libertad de prensa.
Es sabido que los medios de comunicación, incluyendo éste, nos vemos obligados siempre a mantener un difícil equilibrio entre la información y la publicidad, instrumento financiero para la supervivencia de la prensa que, hasta que no se invente otro sistema, es el único que conocemos que funciona, aunque vemos con esperanza cómo empiezan a buscarse alternativas que hagan menos dependientes los contenidos periodísticos de los anunciantes.
Mientras llega o no llega la solución alternativa a la financiación de los medios, observamos que las instituciones públicas y las grandes corporaciones privadas son cada vez más conscientes de que “quien paga manda” y presionan cada vez más a los periodistas para que orienten sus informaciones en el sentido de favorecer sus intereses.
Esta situación ocurre en todos los medios, aunque mucho más en los audiovisuales y está teniendo como principal resultado una cada vez mayor desinformación de las audiencias y lectores y la desaparición del pensamiento crítico, imprescindible para la evolución del ser humano.
La prensa sigue siendo utilizada como un instrumento del poder (público y privado) para someter a las masas. Y se ha visto que es el más eficaz, más incluso que las tanquetas y los toletes de los antidisturbios.
Si a ello unimos que, con la proliferación de las redes sociales parece que todo el que escribe se convierte en periodista (a pesar de carecer de formación y criterio), el mundo de la comunicación se ha convertido en una jungla en donde todo vale.
El periodismo necesita hoy más que nunca periodistas formados, honestos y con convicciones éticas que puedan abrir brechas en la mole granítica de un sistema que lo único que busca es el aborregamiento de las masas y su conversión en impulsivos consumidores.
No puedo estar más de acuerdo…
Totalmente de acuerdo.
Esta sociedad actual no admite la crítica y, muchos menos, practica la autocrítica. Los poderes solo quieren alabanzas y eso no siempre es posible.
Los poderes públicos tienen que estar sometidos a la constante vigilancia de los ciudadanos, pero a eso no están dispuestos.
Para evitar la crítica, defenestran al pregonero con todas sus artimañas.
Nunca nos debemos quedar sólo con el titular de una noticia; hay que leer e interpretar la noticia, y es lo que aconsejo a todos los lectores para evitar la contaminación de los poderes.
Mis mejores deseos para La Información del Bajo Nalón.