Mi pregón del ahorcao y el Xiringüelu
Por TETÉ BALSEIRO
Primero, gracias a estos señores por concederme un placer incomparable, que yo recuerde, a ningún otro.
Nunca tanto hombrón junto puso su interés en mí. Por lo tanto, no perderé, por el momento, la ilusión de emparentar por aquí.
Alcalde, cofrades, vecinas, vecinos, romeras y romeros, hoy seguramente mido el doble de lo normal. Soy un llargaritu feliz como una perdiz por el encargo de tan ilustre e inolvidable momento para mí.
Esti ye un premiu gordu, gordísimu y carísimu, porque hasta llegar aquí, el valor de la sidra bebida durante estos años de romera, no ye proporcional a nada. No hay bonoloto que resista tal abrebaderu de perres encanciades por esta que está hoy aquí.
Muchos no sabrán quién soy. ¿Y esta quién ye?
A ver si de aquí a que anochezca soy capaz de resumir, que haz una muyer de Gijón, de San Esteban de Pravia de adopción y Sportinguista de pro, encaramada en esti púlpito, de charleta, en un día como hoy.
Soy Teté, sí con doble “T” de Teté… Llegué a esta villa de la mano de mis amigas de ”Sanes”, Gloria, la muyer de Tinon “El Piraguista” y María José Ayaso, esta última emparentada desde haz más de treinta años con Manolo Tarrazo, sí de los Tarrazo de toda la vida, ibicencos de adopción y uno de ellos, estrella de culebrón.
La panda la formaban otros dos. Guapos…salaos… Juan Antonio, el hermano de “Gatín”, fíos de mi adorada y amiga Faustina y el desaparecido, aunque siempre presente entre nosotros Tomás, el de Forcinas.
¡Bueno! había muchos más…esti, el otru, aquel…el demás allá…
Pero fue el enamoramiento de mi amiga Blanca, la de Piedras Blancas, lo que me llevó a mi primer Xiringüelu, a Cañedo.
Allí con su hermana Marisol e Isabel, la de Agones, tomé los primeros culinos “xiringüeleros” y pisé por vez primera, territorio del Ahorcao, la peña de mis amores, de mis amigos, de mi familia praviana.
Eso no quier decir que no visite las casetas de algunos otros… ¡con que sean de mi edad…más o menos! ¡Menos que más…!
Porque… no me digáis lo bien que se pasa yendo de ronda. De hecho ye una de les primeres coses que hay que hacer nada más pisar el prau. En definitiva en esti fiestón de lo que se trata ye de:
Llegar, fisgar y triunfar…pa luego…poder contar. ¡Claro!
Pero no solo ye bajar al prau, así sin más, no. Todo lleva una preparación…una meditación…un metese en uno mismo…
Duchase, vestise, desayunar como si fuera la última vez que vamos a comer…sentase pacientemente en el bater… y no precisamente a pensar. Después de todo eso ya podemos bajar.
Lo mejor ye hacelo cantando o pegao a una charanga, eso ye…lo ideal.
Y ya vas saludando… ¿Tú por dónde estás? ¡A mí pasa a veme eh…tenemos un lacón espectacular…!
Ahí ya te van invitando… ¡pues yo tengo una sangría de desmallar!
Y ye lo que pasa…así que yo aconsejobos…no mezclar.
Cuando te diste cuenta ya llegaste al tú sitiu, al tú lugar.
Estás pisando el Salcedo un añu más. Camina con contundencia…con pasión… y que te vean llegar…aquí estoy yo y mis complementos.
Esto último fundamental en todu Xiringuelu que se precie. Sin aderezos una, en este caso, no ye na de na. Sombreru y gafes de sol. Mariconera pa meter dentro los clínex, perres y un buen rotulador. Esti último ye pa embarrase de frases o de alguna dirección.
Importantísimo ye también llevar siempre algo en donde agarrase en momentos de tensión o…de bajón. Yo siempre llevé un plumeru… un plumeru gradron como yo. Solo se paseaba una vez al añu, precisamante para esta ocasión, porque los meses anteriores Marcial y Ana Mari guardabenlu casi con seguridad bajo el colchón. En el mismu cuartu que la mesa que hacía les veces de comedor social y la sombrilla esta última balneario y meaderu oficial.
Porque no olvidemos que durante años del capó del coche de Marcial, del R12 amarillu familiar, salíen tortilles, sanwiches, empanades…y mil casigalines más. Parecía la cueva de “Alí Babá” y nosotros, los cuarenta mil famélicos ladrones. Era abrise aquello y ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhh… cuanto hay. “Yo quiero un canapé” “A mi dame…algo empanao” “Y a mí mejor un café”.
Y comenzaba la tertulia y los asiduos a les charletes de Marcial íbamos despejando poco a poco la cabeza, pa luego volver a empezar. ¡Venga sidra y rises hasta no poder parar!
¿Y cuando bajaba con el mi amigu Bilbao?
Volvíalu locu. Llebabalu de dominguillo. Pa aquí pa alla. Y ¡claro! un culín en el Tacu otru en la Panolla, en el Globu, el Espantayu, en la Fuxión… ¡menudu colocón!
Eso sí sanu sin ser faltón. Cuando estabes mareada a comer y de siestón. Eso sí todos juntos pa danos, aún más calor.
La más lista ye una amiga a la que y gusta dormitar.
Ella llegando una hora, tien que echase a roncar. Acomódase, no sé cómo, encima de… lo que hay…y ye feliz como un guaje cuando lu acabes de limpiar.
Comprenderéis que no desvele quién ye, porque la conocéis mucho…de verdad. No vaya a ser la cosa…que se me enfade… y luego verás…
Durante todos estos días, escribiendo esti pregón, viniéronme a la mente mil anécdotes, todes elles pa hacer un peliculón.
Recuerdo, haz muchos años… cuando me acompañaron unes amiges. Llegaron al Xiringüelu con canapes de Gijón. Sí de la famosa cafetería Marathon. Nunca se supo si eren o no a gusto del consumidor, porque menos por el estómago pasaron por todos los culos que se sentaron encima de ellos, lo que duró fiestón.
También recuerdo otra gran ocasión. Llegábamos de una boda, el mi hombre de aquella y yo. Cargadísimos con una caja desde Gijón. Dentro el mar Cantábrico en casi su extensión. Centollos, andariques, gambón. Menudu homenaje que nos metimos todos, en aquella ocasión.
Pero hubo más como la que recuerdo de un añu que llovió. De tal manera calló que la organización decidió anular el fiestón. Estaba el prau inundau, pero a nosotros dionos igual. Bajamos una docena, fue tal el folclore que parecíamos más. Y al domingo siguiente celebrose el de verdad. Así que esi añu hubo dos, el nuestru y el de los demás.
Y por culpa de la lluvia hubo alguna carcajada más. No quiero recordar quien fueron los animadores, por si se ponen coloraos, pero yo vi a dos haciendo surf con tabla y todo, en el prau. Como lo cuento amiguinos, parez increíble, pero ye verdad.
Solo hizo falta mucho barro, un trozu caja… y lo demás…imaginación, la sidra o que se yo…algo que yos sentó mal. El casu ye que ninguno de los que osó en pasar por aquel tramu quedó sin surfear. Con la caja de madera o en el mismu barrizal.
No me puedo olvidar de cuando otra amiga mía, no dudó en deletrear hasta la última puntada del vestido que llevó al altar. Yo creo…que el sol debio y de afecta-y. Lo malo ye que la turra callo-y a un probe chaval que, yo pienso, que la quería ligar. ¡Y claro! salió despaboridu por tal rollu patateru que no paraba de conta-y. Es más tengo miedo que siga corriendo como un locu y no haya vuelto a bajar al prau…más que nada por si la vuelve a encontrar.
¿Y cuándo sentamos a otra amiga en la barra que ponemos a modo de bar? Tuvimos que subila porque ella ye muy piquiñina y costaba y llegar. Tuvo tiempo en todu el día de cantar…y cantar…el repertorio fue tal que ni la Piquer ni la Flores la hubieran podido igualar.
Y ahora unos consejinos, que no nos van a venir mal.
No os metáis en el río. Con él no se puede jugar. Nosotros no nos metemos, así que por algo será.
Hace y casu a los guardeses, no se vayan a cabrear y os lleven esposaos hasta el cuartel general.
Aquí no caben faltones…ni tocones…ni gamberros…ni ladrones. Aquí se bien a folgar. A reise a carcajades y si se tercia, a ligar. Siempre con consentimientu…nada de intimidar.
Los que no sigan estes normes, que ni piensen en bajar. El Saldedo ye pa fiesta, pa amigos, pa familia, pa charangues. Pa nada más.
¡Ah! tan bien ye pa ver famosos, de los que salen en la tele a cantar o a bailar o…a nadar como el añu pasau, que estuvo Mirella del Monte de paseo por el prau.
Todo esto ye culpa de Adolfo por invitalos…
Y ahora permirme que hable algo del Ahorcao.
Esti 2018 ye especial, hacemos cuarenta años y tenemos un miembro más. Ye una neña piquiñina, que asegura la continuidad. Llámase Goya Saralegui. Ya sabéis algo más.
Son tantos años juntos…y todos para recordar.
Porque ya tenemos arrugues, kilos…pero de amistad…seguimos igual.
La fórmula ye el respeto y el querenos, sin más.
Y…bueno…Alcalde, cofrades, vecinas, vecinos, romeras, romeros, voy acabando ya. Repito mi agradecimiento, de todo corazón, de verdad. Y prometo tatuame esti momento, tatuámelu grande pa que se vea casi casi sin mirar.
Gracias a esta gran cofradía, por cuidar esti fiestón al que llevo nombrando siempre que se tercia la ocasión.
Y ahora…
¡Puxa el Xiringüelu!
¡Puxa la peña del Ahorcao!