Riberas, poco menos que punto negro viario del concejo
La localidad ha registrado en menos de una semana tres accidentes de consideración, el último la pasada noche, a pesar de los constantes controles de tráfico y la correcta señalización del tramo
R. B. / Soto del Barco
La AS16, carretera que comunica Soto del Barco y Pravia, ha sufrido una semana complicada en cuanto a accidentes de tráfico. Tres siniestros por alcance, ocurridos en solo cinco días y en el tramo que cruza Riberas, que se saldaron con heridos de distinta consideración y al menos dos vehículos destrozados, dan cuenta de la peligrosidad de esta vía.
El último de estos accidentes tuvo lugar ayer a medianoche, viéndose implicados al menos cinco vehículos, sin que constasen heridos de consideración. El siniestro vino a sumarse al ocurrido en la tarde del jueves, cuando se registró un choque entre dos vehículos, con vuelco de campana incluido, que sin embargo se saldó sin heridos, y al más serio sucedido el lunes, en el que un turismo quedó destrozado tras impactar con un camión grúa, teniendo que ser excarcelado el conductor del primero y desplazado al HUCA, con rotura de huesos en ambas piernas. Las retenciones fueron intensas y la Guradia Civil hubo de señalizar desvíos por las carreteras adyacentes. Si Riberas no es un punto negro viario, lo cierto es que esta semana poco faltó para que así fuese, asomándose la duda de que en este tramo de la AS16 algo pueda estar fallando.
Los vecinos de Riberas constatan que la vía cuenta con correcta señalización, y “el problema es que el que conduzca tiene que atender a la carretera, no al teléfono ni a los que viajan dentro del coche”, asegura una vecina de la localidad, cuyo domicilio da a la carretera general, donde las velocidades habituales superan con mucho lo permitido. La señales de la zona estipulan un máximo de 50km/h, las marcas viales han sido repintadas recientemente y los semáforos están en permanente funcionamiento. A mayor abundamiento, las obras acometidas en los últimos años han mejorado el drenaje del firme, muy castigado por las inundaciones del Nalón, y los controles de la guardia civil son constantes en la zona, lo que lleva a pensar en que el exceso de velocidad y la imprudencia estén detrás de la mayor parte de los siniestros allí ocurridos.