El Plumero de la Pampa ya daña el ecosistema del Bajo Nalón
La comarca, desde San Esteban a Beifar, abre una de las vías de penetración al interior más intensas en Asturias de esta plaga, muy resistente al clima y a los herbicidas
Redacción / Pravia
El plumero de la pampa, especie invasora que desde hace diez años forma parte del paisaje en la franja costera de Asturias, se expande con fuerza al interior de la región a través del curso del Nalón. Esta es una de las conclusiones del estudio lanzado por el Ministerio de Transición Ecológica, cuyo mismo titulo, “Estrategia de gestión, control y posible erradicación del plumero de la pampa (cortaderia selloana)”, deja entrever las dificultades que entraña la eliminación de esta especie, muy prolífica y enormemente resistente al clima y a los herbicidas.
El informe indica que la planta fue citada por primera vez en la España peninsular en Cantabria, en 1969, pero no fue hasta finales de siglo XX cuando se empezaron a registrar ejemplares en Asturias, principalmente en las medianas de las autopistas y en zonas industriales paralelas a la linea de costa. Los mapas aportados por el ministerio denotan que toda la costa asturiana está invadida por esta planta procedente de Argentina, y que ya tiene presencia naturalizada (firme) en los 78 concejos de Asturias. Aunque en la cordillera es menos frecuente que en las zonas bajas, también se indica que en los últimos diez años ha ido penetrando hacia terrenos de altitud a través de líneas que coinciden, por un lado, con las carreteras principales y, por otro, por los cursos fluviales, siendo el Sella, el Narcea y el Nalón los principales tramos de incidencia. De hecho, la vía de penetración que llega a Tarna tiene un claro recorrido por el último de estos ríos, que en la comarca, desde San Esteban a Beifar, tiene en los plumeros una presencia constante en las riberas.
A mayores, las consecuencias de la expansión de la plaga ya se está cobrando victimas en los ecosistemas locales. Los sistemas dunares de costa en Muros y Soto del Barco, y los carrizales de la Ría del Nalón están sufriendo la merma de distintas especies de aves y anfibios, ya que el plumero arrasa otras especies de flora y reduce por ello tanto el habitat de cría como las posibilidades de alimentacion de aves y mamíferos granívoros y herbívoros. Todavía no se sabe el impacto que esto pueda tener en pesca y caza deportivas, pero el informe no es optimista a este respecto, en tanto que el plumero se reproduce a toda velocidad y con enorme profusión, alterando el equilibrio entre especies de flora y fauna.
En cuanto a las posibilidades de erradicación, el informe destaca que “es necesaria la colaboración entre todas las administraciones públicas y entre las diferentes unidades que las integran para el control/erradicación”, media que “requiere financiación pero, sobre todo, actuar de forma coordinada a nivel internacional, estatal, autonómico y local”. Las formas de hacerlo pasan por los herbicidas químicos, que por su toxicidad deben ser empleados después de la retirada de ejemplares por metodos físicos. Estos contemplan el corte de las plantas por su inflorescencia (semillas), el arrancado de raiz (complicado, ya que alvanzan hasta 5 metros de profundidad) y la aplicación de mallas anticrecimiento sobre superficies donde se concentran matos de gran densidad. El informe desaconseja el simple desbroce, por ineficaz, y niega en rotundo la utilidad de quemas para controlar la especie, ya que los riesgos para el resto de especies, incuyendo incendios forestales, superan con mucho los daños que la especie, de momento, ha generado en los ecosistemas locales.
El gasto para una erradicación total del plumero, en todo caso, no se puede cuantificar aún “en tanto no se decida un plan conjunto de las administraciones”, concluye el informe, que apremia a tomar esa determinación antes de que la plaga invada masivamente el resto de espacios verdes, factor que, visto lo visto, podría empezar a darse a corto plazo.