Reconversión política y rural, una urgencia
Por José Manuel R. ANTOMIL
En estos tiempos tan difíciles para el ciudadano de a pie, azotado por la crisis provocada para acabar con todos los logros sociales y económicos conseguidos, sobre todo en las últimas décadas del siglo pasado. Esta crisis que lejos de acabar cada día se ceba con más crudeza con las clases más desfavorecidas, tiene como gestores a la peor clase política de la historia democrática de este país.
La entrada en la CEE y el euro pusieron la puntilla a un país cuyos políticos no han sabido negociar nada que nos favoreciera. Las brutales reconversiones industriales, agrarias, pesqueras, del carbón, han llevado al país a las catacumbas.
La reconversión más importante, que podría darnos a los ciudadanos alguna esperanza, es la política, pero a ésta se niegan todos los partidos, no les interesa perder el pesebre del que come demasiada gente.350 diputados nacionales,17 autonomías, cientos de ayuntamientos con menos de 5.000 habitantes, con el gasto público que eso conlleva, no es asumible para un país en bancarrota, con unos políticos tristes, sin ideas y solo preocupados por sus desorbitados sueldos, dietas y demás prebendas. No es normal que un diputado cobre más de dietas que la mayor parte de los trabajadores y trabajadoras de España. Se calcula en unos 90.000.000€ el coste de la corrupción, pero los ciudadanos no tenemos datos del gasto en obras mal gestionadas o totalmente innecesarias (en Asturias tenemos muchos ejemplos con el despilfarro de los fondos mineros) y ya no hablemos de vehículos oficiales, asesores y un sinfín de chiringuitos para colocar amiguetes. Y esto lo han hecho sin ningún rubor los dos partidos mayoritarios; si embargo escatiman en unos euros la subida de las pensiones y del salario mínimo.
Los bancos nos roban, las eléctricas nos roban, la Hacienda Pública nos fríe a impuestos a los que menos tenemos. Subir el gasoil un 30% es una temeridad que muchos trabajadores no podrán asumir, pues no es lo mismo llenar el depósito para ir a trabajar que para disfrutar de un Ferrari.
Subir 50 € la cuota de autónomos a alguien que tiene un negocio en el mundo rural es una insensatez; pasa más gente en un día por una calle de Oviedo que por cualquier pueblo de Asturias en un mes. Sé que por lo que voy a decir recibiré muchas críticas, pero es la realidad, pagar 446 € a muchos jóvenes por no hacer nada es una afrenta para los jubilados del campo, que después de haber cotizado más de 30 años cobran apenas 600 €. A estos jóvenes hay que darles trabajo y pagarles un salario justo. Carreteras, caminos, ríos y montes están abandonados. ¿Por qué no se les ocupa? Dar ayudas a la banca, eléctricas, constructoras, etc. es una afrenta para los miles de autónomos que a duras penas cubren sus gastos. No se concibe que en Asturias haya 70.000 parados y miles de hectáreas de fértiles vegas y miles de hectáreas de montes improductivos. No nos podemos permitir que los pueblos se sigan despoblando ante la pasividad de nuestros gobernantes, y que los que han tenido responsabilidades políticas en distintos gobiernos de la región salgan hoy a la palestra como asesores y expertos del mundo rural. El mundo rural tiene futuro y se puede recuperar parte de su población pero se requiere un cambio total de política en el mundo rural, donde el campesino sea el único protagonista y el mejor asesor.