Las tres pruebas de Kichiiro
Por Alejandro PÉREZ
Puede que el título os recuerde a una de esas preciosas películas de la productora Ghibli pero no; en realidad nos referimos a los sueños del fundador de uno de los principales fabricantes de automóviles del mundo y es que Toyota lo ha logrado; por fin venció al Dakar y desde hace unas semanas, entra el Olimpo de los constructores al convertirse en la tercera marca que puede presumir de vencer en el rally Montecarlo, en las 24 horas de LeMans y el Rally Dakar. Larga ha sido esta travesía que comenzara en 1990 con la primera victoria de Carlos Sainz en Montecarlo y que ha llevado a la marca nipona a alcanzar este hito casi 30 años más tarde. Hay que resaltar que Peugeot consiguió lo mismo en apenas 7 años, (1985-1992) mientras que Porsche el otro constructor de este triunvirato tardaría 16 años (1968 -1984).
Toyota comenzó a brillar en los 90 logrando títulos de pilotos para Sainz y por fin el tan ansiado de marcas en 1993.Paralelamente a este exitoso programa trataron de alcanzar la victoria en Le Mans con un modelo que en 1992 tan solo unos neumáticos menos competitivos que los de sus rivales le impidieron pasar de la segunda plaza. Tras una salida del Mundial de rallies un tanto indecorosa, su equipo fue expulsado del campeonato por trampear sus motores y un retorno que los aficionados españoles recordaremos siempre por aquel “Trata de arrancarlo, por Dios Carlos” los japoneses volvieron a intentarlo con Le Mans utilizando esta categoría como banco de pruebas para su futuro asalto a la Fórmula 1.
El GT-One es probablemente uno de los prototipos más bonitos de todos los tiempos y además era veloz… en 1999 con un japonés en su cockpit, Ukio Katayama, el GT One iba camino de alcanzar victoria en Le Mans pero de nuevo los neumáticos, esta vez en forma de inoportuno pinchazo, lo impidieron. Tras este nuevo varapalo, Toyota decide apostar por la Fórmula 1. Fueron años duros en los que pese a contar con probablemente el motor más potente de la categoría y un presupuesto ilimitado, la ausencia de un piloto top impidió al equipo obtener la victoria, apenas varios y podios y tres pole position fue el exiguo botín conseguido, lo que hizo que la marca se replanteara totalmente su estrategia tras el abandono de la categoría en 2009. La apuesta híbrida de Toyota junto a la crisis global redujo la presencia de la marca en competición a la mínima expresión. Cinco años tardaríamos en ver de nuevo a Toyota en una competición internacional, siendo el Dakar la prueba elegida con un proyecto que ahora, 5 años después, recoge sus frutos con la victoria del catarí Nasser Al Attiyah. En 2016 se decide reorganizar el departamento de competición bajo el paraguas de Toyota Gazoo Racing decidiendo retomar la presencia en motorsport con equipos en el WRC, el WEC y OffRoad y de momento solo podemos hablar de éxito absoluto ya que a esta victoria en el Dakar hay que añadirle al fin la de las 24 horas Le Mans, con Alonso como fichaje estrella y el campeonato del mundo de marcas en el WRC.
Pero es que aún hay más porque cuando escribo estas líneas no ha comenzado a disputarse el rally Monte Carlo donde si alguno de los pilotos oficiales Toyota obtiene la victoria podría ser el primer paso para convertir al fabricante japonés en vencedor en las tres pruebas míticas en la misma temporada, todo un desafío nunca logrado y que supondría colocar a la marca en lo más alto del Motorsport mundial. No será tarea sencilla ya que en frente tendrán a Ogier y Loeb, los dos pilotos más laureados de la categoría. Veremos si Toyota es capaz de responder a este desafío.