Gabi, nuestro refugio
Por David FERNÁNDEZ
La pasada semana nos enterábamos del fallecimiento de Gabriel Aranda, “Gabi el de La Terraza” para la mayoría de quienes le tratamos. Corrió como la pólvora por redes sociales la noticia, se inundó de fotos en las que todos éramos más jóvenes, teníamos más pelo y, probablemente, más ganas de comernos el mundo de las que tenemos ahora.
Hacía ya tiempo que Gabi tenía algunos achaques. El corazón ya no iba del todo bien y quienes lo vimos en los últimos años veíamos que su salud se iba resintiendo. A finales del año pasado, con la excusa de una mudanza, decidió deshacerse de la mayoría de sus libros y revistas. Una gran parte fueron a la biblioteca pública de San Esteban. Pero apartó un par de cajas con libros de historia, de filosofía, de política. Me los dejó en la tienda de mi tío Jose y me mandó un mensaje: “seguro que los valorarás”. Y claro que los valoré y los valoro. Y más ahora que entiendo que aquel gesto de tremenda generosidad era, en cierto modo, una despedida a su manera.
Pero esos achaques no quitan para que su fallecimiento nos pillara a todas y todos por sorpresa. Porque con él se iba un trozo de nuestra juventud. Porque con Gabi no solo se va una buena persona, también se nos va quien creó aquella especie de embajada de los que nacimos en los 70’s y 80’s y nos dábamos cita en La Terraza. Aquella fue nuestra patria, nuestro refugio, donde bebíamos y donde reíamos. Y allí muchas noches de viernes acabábamos de tertulia con Gabi, discutiendo de lo divino y de lo humano con una persona que, pese a discrepar mucho, siempre daba gusto charlar porque escuchaba, argumentaba y, algunas veces, convencía.
Cantaba Sabina aquello de “al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”. Sin embargo creo que, en cierto modo, todas las pravianas y pravianos que nacimos en las décadas de los 70’s y los 80’s daríamos cualquier cosa por volver, aunque fuese solamente un día, a aquella Pravia que se fue para no volver del Cazador, Barock, Saloon, La Azucarera, etc. Una Pravia en la que La Terraza, con Abilio a los discos y Gabi tras la barra nos llenaba de vida y nos igualaba a todas y todos en aquella gran familia. Y quien sabe, con su sentido del humor, es probable que Gabi nos invitase a brindar para despedirse por todo lo grande.
Hasta siempre, amigo.
[…] Columna publicada en La información del Bajo Nalón (10/09/2019) […]