Los derechos de nuestros hijos
Por Emilia BARRIO
Pedagoga y técnica de Juventud
En estos días de tanto ruido mediático, de tanta noticia falsa, de tanta estrategia contaminante quiero aclarar y tranquilizar a los padres: los hijos son nuestros pero…tienen derechos. Los niños-as son sujetos de derecho propio, como recogen los tratados internacionales, nuestra Constitución y la legislación educativa.
La Convención de los Derechos de la Infancia (CDN) que cumplió el 20 de noviembre pasado 30 años, ha sido aceptada por todos los países del mundo, excepto Estados Unidos. La Convención, como primera ley internacional sobre los derechos de los niños y niñas, es de carácter obligatorio para los Estados firmantes. Los 54 artículos que componen el texto recogen los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos de todos los niños, entre los cuales cabe mencionar el respeto a la diversidad de género, sexual y racial; el de la libertad de expresión, pensamiento, conciencia y religión, y el derecho a la información y a no ser objeto de intromisiones. Por otro lado, la Constitución Española y la Convención reconocen a los niños como sujetos de derechos, y no sólo objeto de protección. Los niños y niñas no son meros proyectos de futuro o receptores pasivos del cuidado protector de los adultos, sino personas con plenos derechos, valiosas en sí mismas y en cada una de las etapas de su crecimiento y maduración. Son protagonistas activos, con derecho a participar en las decisiones que afectan a sus vidas. El niño pasa a ser un individuo con opiniones propias en consonancia con su capacidad y madurez, esto implica la consideración de sus puntos de vista.
Conclusión primera: Los niños y niñas tienen derechos, deberíamos respetarlos y darles voz y quizá nos sorprenderíamos de sus certeras aportaciones.
Pero hablemos de educación. Hay tanto que decir, tanto que mejorar… sin embargo lo relevante ahora son únicamente las actividades complementarias, que sí tienen su importancia porque contribuyen a la educación integral, que prepara para la vida a nuestro hijos e hijas y desde luego no pueden, por ello, sacarse de los contenidos escolares. Así lo señala la LOMCE -la actual ley educativa diseñada por el PP-, cuando habla, por ejemplo, de la importancia del “desarrollo, en la escuela, de los valores que fomenten la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, así como la prevención de la violencia de género”. También las normativas que desarrollan el currículo en las comunidades autónomas y cómo no, la Convención de los Derechos de la Infancia en los artículos 28 y 29 dice concretamente: “Objetivos de la educación: El Estado debe reconocer que la educación debe ser orientada a desarrollar la personalidad y las capacidades del niño, a fin de prepararlo para una vida adulta activa, inculcarle el respeto de los derechos humanos elementales y desarrollar su respeto por los valores culturales y nacionales propios y de civilizaciones distintas a la suya”. La pedagógica escolar va mas allá de enseñar contenidos cerrados, busca la formación integral para preparar al alumno-a para un mundo complejo y en continuo cambio, donde es necesario tener un criterio propio y un pensamiento libre basado en el conocimiento y la información para poder elegir. Por eso no es válido eso de que los profesores se dediquen solo a dar clase, a enseñar, que ya los educamos en casa. Y en esa formación integral de nuestros hijos hay valores (no confundir con ideologías) la solidaridad, la tolerancia y la igualdad y derechos incuestionables, como es el respeto a la diversidad, la no discriminación por razón de sexo, raza o religión… resumiendo, Derechos Humanos, que debe conocer y respetar cualquier ciudadano-a en una sociedad democrática.
Conclusión segunda: La Escuela no tiene como objetivo adoctrinar, sino dotar al alumnado de herramientas para enfrentarse al mundo en el que viven y vivirán de manera crítica y comprometida.
¿Porque ahora esta polémica educativa?
La educación, no ha sido nunca ni puede ser ideológicamente neutral, por ello la escuela pública tiene una función social que es compensar desigualdades y ofrecer oportunidades a los más desfavorecidos. Todos somos conscientes del poder de la educación y quien inició la actual lucha contra un supuesto adoctrinamiento lo sabe, en realidad luchan por hacer prevalecer su propia doctrina, incluso aunque vaya contra los tratados internacionales, nuestra Constitución o el propio sentido común. La educación al servicio de la política es un debate bastante recurrente. No es nada nuevo y se ve en otros países gobernados por la extrema derecha, sirva como ejemplo Brasil donde se pretende eliminar la Pedagogía de Paulo Freire de las aulas y cargarse las 1.500 escuelas, con 200.000 alumnos del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra.
En nuestro país cada cierto tiempo surge el debate, que da gran visibilidad a quien pretende polemizar sobre un problema, que por los datos que se manejan, no parece serlo para las familias. Antes fue con Educación para la Ciudadanía o la educación concertada, todo ello justificado bajo la falacia del derecho a elegir la educación de nuestros hijos. Si vives en Oviedo puedes elegir llevarlo a un centro concertado o público y además si tienes dinero se amplía tu derecho a elegir: puedes elegir uno privado. Si vives en Quirós tu libertad de elección se reduce notablemente. Por otro lado, esa supuesta libertad no creo justifique hacer currículos a la carta según las preferencias de los padres, no es viable, ni menos recomendable. Cargarse la Escuela pública, poniendo en duda la formación que ofrece, ignorando cómo funciona y cómo se diseñan y controlan los currículos, desprestigiando al profesorado, no deja de ser es una estrategia neoliberal más para potenciar la educación privada.
Conclusión final: Viendo los tiempos que corren, por el bien de nuestros hijos e hijas, quizá más que nunca todos debemos luchar “… por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”. Paulo Freire