Miedo
Por Fernando ROMERO
El miedo es un mecanismo natural de defensa frente a situaciones que pueden poner en peligro nuestra supervivencia. Sin embargo, en nuestros tiempos, existe otro miedo, generado desde el poder político y económico y que tan solo busca manipularnos para hacernos más sumisos, más individualistas, más vulnerables en suma. Es una vieja táctica que siempre dio resultado, caldo de cultivo perfecto para el triunfo de totalitarismos de todo tipo.
Hoy es fácil inculcar el miedo. Los medios de comunicación y las redes sociales son herramientas perfectas para tener a toda la humanidad atemorizada. Nuestra época es rica en crear miedos: la crisis económica, el temor al extranjero y a la inmigración, el terrorismo, la inseguridad…
Al poder económico le viene bien para llevar a cabo sus políticas de ajuste y al poder político para conseguir más votos.
Viene al caso esta introducción para referirme a cómo se está informando en el mundo sobre el coronavirus, generando un alarmismo apocalíptico que ya tiene, en primera instancia, unos beneficiarios: los vendedores de mascarillas.
Desde que estallaron los casos y contagios de coronavirus en Wuhan (China) en diciembre, esta enfermedad llena todos los titulares: ha paralizado a China, suspendido eventos internacionales, perjudicado a las bolsas y a la economía, causado una histeria colectiva sin fundamento y alimentada por mentiras, y de cuyo lodazal sacan provecho unos pocos.
Según los expertos este virus es muy contagioso pero no es letal (el 97% de los infestados se curan) y afecta sobre todo a ancianos o personas con problemas de salud (cardiopatías, asma, diabetes). Por comparar, en un año, la gripe ha causado más casos y muertes en España que el coronavirus en todo el mundo.
Los virus son habitantes del planeta Tierra desde tiempo inmemorial y tenemos que aprender a convivir con ellos con sensatez e inteligencia.
Suscribo punto por punto. Gracias. Es necesario que existn personas que denuncien estás manipulaciones. Admiración y máximo apoyo es lo que mereces Fernando.