Publicado el: 27 Nov 2018

Adiós Dani

Por Elena PÉREZ GARCÍA

Resulta difícil conjugar el verbo querer en pasado cuando pienso en Daniel. No me resigno a aceptar que haya desaparecido para siempre. Me imagino llamándolo por teléfono y esperando un “qué quieres…” porque alguna pieza de su puzle mecánico no encajaba o porque estaba tomando un café con algún amigo y le había interrumpido una conversación sobre todo aquello que le importaba. No soportaba la idea de que lo llamasen para preguntarle cómo se encontraba. Tenía la capacidad de ordenar las cosas a su alrededor con la simpleza de los hombres directos y honestos. No miento si digo que no conocía la envidia ni el rencor.

Sus amigos íntimos eran muchos porque sabía ganárselos. Con algunos de ellos compartimos momentos muy tristes en el hospital San Agustín. Otros se acercaron el lunes y el martes a expresarnos su desazón.

Nos hemos quedado sin Daniel y ahora comprendo, ahora comprendemos, cuánto lo hemos querido y cuánto nos quiso él a nosotros. Desde estas letras quiero agradecer en mi nombre y en el de mi familia, el cariño que nos habéis mostrado. Si el hombre o la mujer tienen que cometer algún exceso en este mundo ese debe de ser el de la gratitud.

Gracias por compartir conmigo una infancia maravillosa, gracias a todo el pueblo de Pravia por querernos tanto y, gracias a todos esos amigos, los que tuve la suerte de conocer y los que se acercaron anónimamente a Pravia, que te han querido tanto.

 

Comentarios:
  1. Mariano dice:

    Conocí a Dani y vi en el a un hombre honesto en este mundo tan cruel, me hubiese podido ayudarle pero no supe como llegar a él… Se que esta descansando esperando el gran día de Dios

    • Mariano dice:

      Me hubiese gustado poder ayudarle en vida… Pero hay fe, es la promesa de Dios, que se abrirán los sepulcros y los que murieron con la fe en Jesús, serán restaurados… Dios así lo quiera

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