Publicado el: 27 Jun 2017

¿Quo vadis PSOE?

Por Alfredo GONZÁLEZ HUERTA

Desde el triunfo de Pedro Sánchez en las Primarias, el pasado 18 de Junio, con el apoyo del 60 por ciento de los militantes y de la clausura del  39 congreso donde salió elegido Secretario General, con los votos del 70 por ciento de los delegados, estamos asistiendo a un radical cambio de estrategia del Partido Socialista.

De una cierta connivencia con el PP, que culminó tras el convulso Comité Federal del 1 de octubre de 2016  con  su abstención, facilitando de esta forma la investidura de Mariano Rajoy y, en consecuencia, la dimisión forzada de Pedro Sánchez, lo  que abortaba cualquier intento de pacto con la izquierda, ha pasado a dar un sustancial giro en su actitud buscando un acercamiento a Unidos Podemos para, al parecer, intentar desbancar a los conservadores del gobierno.

Está nueva estrategia se manifiesta también, entre otras cosas, en las intervenciones del portavoz José Luis Ábalos  en el congreso de los diputados con motivo de la reciente moción de censura para apear de la presidencia a Rajoy,  por las declaraciones, en este  sentido, del propio Sánchez, además de  las  de varios significados dirigentes socialistas como Odón o Tapias y, sobre  todo, en la elección de su eslogan: “Somos la izquierda”

Aunque muy probablemente, subyazca el mensaje “Somos la única izquierda”, concepto que tal vez se quiera transmitir a la militancia y, en general, a toda la ciudadanía, en un intento de recuperar los muchos votos perdidos en las elecciones de los últimos años. Esperemos, no obstante, que la frase no sea sólo “marketing”.

Pero vayamos al meollo de la cuestión. Para llegar a La Moncloa, el PSOE tiene dos alternativas fundamentales: por una parte la alianza con Ciudadanos y Unidos Podemos y por otra, junto a esta última fuerza, el entendimiento con partidos soberanistas y nacionalistas.

El primero de los supuestos es absolutamente imposible. La formación de Albert Rivera, como quedó evidenciado en muchas ocasiones, es la auténtica muleta del PP. Este apoyo tiene una motivación de calado. En el fondo ambos partidos, de una ideología liberal prácticamente idéntica tienen el objetivo común, entre otros,  de beneficiar los intereses del Ibex 35. Incluso se dice que este índice selectivo, en el hipotético hundimiento del PP a causa de la corrupción, aspira al ingreso en sus filas, como salvadores, de Ribera y los suyos.

Así pues, si se quiere derrotar a la derecha en esta legislatura es necesario que el PSOE, con mayor representación de la oposición en la Cámara Baja, consiga los apoyos de Unidos Podemos y sus confluencias, PNV, Compromís y Bildu, además de ERC y PDECAT. Sin duda una misión muy difícil pero, en mi opinión, en absoluto imposible.

Evidentemente, en este hipotético pacto, el principal escollo para llevarlo a cabo es el entendimiento con los partidos catalanes, que ponen como condición sine qua non la celebración de un referéndum sobre la independencia de Cataluña. Pretensión asumible por un Partido Socialista que ahora proclama una España multinacional y expresa que es una nación de naciones. Estos reconocimientos, creo, allanan ostensiblemente el camino.

En esta ocasión, tras el mayoritario respaldo de las bases en el último congreso a la nueva dirección y, sobre todo, la ausencia de los barones y de lo más casposo del Partido en las negociaciones, con varios dirigentes ligados a empresas del Ibex 35, sin duda facilitarían el acuerdo.

En la celebración en Cataluña de un referéndum pactado, con reconocimiento internacional, en el que se formule una pregunta fácilmente comprensible y donde todo el mundo pueda exponer sus argumentos, estoy convencido que  los catalanes votarían mayoritariamente para quedarse y posteriormente, buscándoles un encaje en España aceptado por la ciudadanía,  se acabaría con el problema  por muchos años, como ocurrió en Quebec o Escocia.

Por otra parte esta consulta acabaría con lo que alguien califico como “fábrica de independentistas”. El 31 de julio de 2006 el PP presentó un recurso de inconstitucionalidad del Estatut. Esta nefasta decisión, junto a actitudes absolutamente intolerantes, sirvieron para que forma casi masiva muchas personas pasasen a las filas del independentismo.

Por lo expuesto y dada la urgencia de sacar de las instituciones al partido más corrupto de Europa, es deseable que se llegue cuanto antes a un entendimiento y se inicie, de una vez por todas, una auténtica regeneración democrática.

Esperamos que los nuevos gestos de Partido Socialista se sustancien en hechos concretos. Una incógnita que puede se despeje en los próximos días pero, por el momento, hay que seguir formulando: ¿quo vadis, PSOE?…

 

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