Publicado el: 11 Oct 2018

Buddy Holly y las escuelas de Loro

Por Fredo Eldorado

Si vas desde las escuelas de Loro hasta Ablaneo hay la misma distancia que desde Vegafriosa hasta las escuelas”
Buddy Holly no sabía por donde iban los tiros ante ese comentario del extraño. “Callaré. Escuchar siempre es más provechoso que hablar”, pensó.
-Vamos a La Peral, amigo mío -dijo el extraño señalando un carbayo que marcaba el final de la campona de Inacín-. Te contaré cosas sobre escuelas, benefactores, cabildos y hasta sobre pólvora mojada -le informó-. Estate atento. Don Pedro Menéndez Canal, presbítero y natural de Loro, en el primer tercio del siglo XVIII, fundó aquí una obra pía con siete fanegas y seis copinos de escanda. -Y paró en seco mirándolo con una sonrisa de medio lao- Que digo yo que sabrás lo que es una obra pía…
-No tengo ni la más mínima idea -confesó.
-Está bien -respondió el extraño-. Hablamos de un establecimiento piadoso para el culto y la caridad. Y con esas cantidades en especie se pagaba al maestro y así se puso escuela en Loro por primera vez.
Retomaron sus pasos y le dijo que iban a La Carril. Buddy ya se imaginó que el resto de la historia pasaba por allí.
-En el cabildo de esta capilla de San Lorenzo se puso escuela posteriormente hasta el año 1881. -Dijo reposadamente-.
Mientras bajaban hacia la salida del pueblo le contó que Los Gacheses, vecinos que fueron de Loro, estando haciendo las américas en La Habana, se enteraron de que las futuras escuelas se iban a construir en Folgueras. “Ya compraran los voladores”, – le dijo riéndose abiertamente como nunca lo vio-. Le explicó que volvieron de regreso inmediatamente y fueron directos a Oviedo a tratar de recuperar las escuelas para Loro y que hicieron valer su condición de empresarios de prestigio en ultramar ya que eran los fundadores de la fábrica de tabacos “Romeo y Julieta”. Le contó que al final se inauguró en 1891 y que años más tarde se le dotó del material necesario para su mantenimiento colaborando para ello gente de toda la parroquia e incluso emigrantes.
-Bueno, y ahí la tienes, moreno.
Separada del núcleo del pueblo y con sólo un texo como compañía se alzaba un edificio rectangular. Entraron dentro y le mostró los cuadros de los Gacheses y de un tercero.
-Ese otro es Ramón de La Castaña, maestro de Loro y marido que fue de Encarna Xuaco. -le dijo-. Está pintado por Isidro Llamero.
-A mi todo esto me parece muy bien pero muy raro. -Dijo el rizoso-. ¿Qué argumentos presentan los Gacheses para que la escuela se quede en Loro en vez de hacerse en la capital de la parroquia?
El extraño cerró la puerta de la escuela y guardó la llave ceremoniosamente en el bolsillo de su chaqueta. Luego se dio la vuelta y con un suspiro compasivo se le quedó mirando.
-No andas atento, americano. -Le dijo tristemente negando con la cabeza-. Recuerda lo que te dije nada más vernos y ata cabos que tienes cara de espabilao.
El extraño se fue a paso largo dejando a Buddy allí clavado bajo el texo como un fato.
-¡Oiga! Una última pregunta. -Le gritó cuando ya iba por La Peña- ¿Y los voladores?…
-No se nín, pregunta en Folgueras si eso…
P. D. Buddy Holly abandonó Loro con la fresca de la mañana del día siguiente. Se llevó en la maleta las vivencias de sus gentes y su legado. Pero sobre todo se llevó en la maleta la historia. Y consideró que para hacerla más amena no había nada más adecuado que humanizarla y tener como informantes oficiosos a Ramón Selgas, José Luis Inclán y Baldomero Llamero.

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