Publicado el: 04 Jul 2020

Curiosidades rurales

Severino HEVIA PATALLO

Gustevela es un pueblecito abandonado del municipio asturiano de Cangas de Onís, que tras treinta años abandonado fue adquirido por un grupo de personas en el año 2011 (formalizada la operación en 2012), con la sana intención de reformar y rehabilitar las edificaciones y todos los demás espacios comunes para instalarse a vivir allí e impulsar proyectos relacionados con toda las actividades ligadas al campo, establecerse de forma permanente ligando su domicilio a un modo de subsistencia. A junio de 2020 y tras decenas de expedientes (CUOTA, Confederación Hidrográfica, Montes, Carreteras, Medio Ambiente, Delegación del Gobierno y, cómo no, Ayuntamiento), siguen esperando el reconocimiento y la recuperación del pueblo como núcleo rural dentro del Plan General de Ordenación Urbana, vamos, únicamente reconocer que es un pueblo y que está allí, nada más que eso. Al igual que Gustevela , hay otros pueblos en la misma tesitura, en el Occidente y uno en el municipio de Quirós.
Edelmira Díaz, ganadera llanisca de Santa Eulalia, para ver realizada una nave ganadera que permitiese mejorar la estabulación de su ganadería debió iniciar los trámites en el año 2015 machacándose con la burocracia, para eso, para conseguir el objetivo ahora.
Como Edelmira hay decenas de ganaderos en todo el territorio de nuestro Principado, algunos armados de tesón y de paciencia, conseguirán el objetivo de renovarse y renovar sus instalaciones, otros muchos, desistirán o se quedarán en el camino mandándolo todo a tomar por…
El gobierno del Principado de Asturias anda estos días obnubilado, planteando
una gran reforma institucional que reorganice los servicios y nos ponga la Administración a la altura del siglo XXI, que es lo que merecemos, siempre según publicitan. Desde mi más cierta insignificancia, os suplico, que al igual que cada comienzo de legislatura os ponéis de acuerdo para mejorar vuestras prebendas (sueldos, dietas, etc…), también por unanimidad os pongáis de acuerdo para no hacer nada, por favor, no hagáis nada, dejadlo como está, de lo contrario única y exclusivamente conseguiréis que los pocos que aún seguimos vinculados a los pueblos tengamos que abandonarlos.

Por otra parte, voy a centrarme en una estadística, recientemente publicada, sobre datos relativos a la diferencia entre personas censadas y tarjetas sanitarias en los diferentes municipios asturianos, según datos de la Consejería de Salud y del INE a 1 de enero de 2019, que me ha llamado bastante la atención. Y es que resulta que los grandes municipios tienen más tarjetas sanitarias que residentes censados mientras que los pequeños municipios rurales, al revés, cuentan con más personas censadas que tarjetas sanitarias. Y estos son los datos de algunos de nuestros municipios : Belmonte, 1.489 habitantes frente a 1.326 tarjetas sanitarias; Teverga, 1.572
habitantes frente a 1080 tarjetas sanitarias; Somiedo, 1.153 habitantes frente a 685 tarjetas sanitarias; y Quirós, 1.158 habitantes frente a 692 tarjetas sanitarias. Resulta del análisis de esto, que un 10’94% de los empadronados en Belmonte, un 31’29% de los empadronados en Teverga, un 40’5% de los empadronados en Somiedo, y un 40’2% de los empadronados en Quirós, no viven en el municipio, ya que imagino, tendrán su asistencia sanitaria donde realmente residen.
Anárquico en cuanto a las formas, imagino alguna explicación a los datos, y pienso que muchos belmontinos, al ser usual el desplazarse a Cangas del Narcea a pasar la ITV de los vehículos pensaron que era ridículo el desplazamiento para realizar un sólo trámite y decidieron entonces tener el médico allí. aprovechando mucho mejor el viaje, o los somedanos, que con igual motivo de aprovechar bien los desplazamientos, ya que tienen que ir a Piedrafita de Babia a echar la primitiva, por qué no, de paso, ir también al médico allí en Babia o en Laciana. Fuera ya de coñas no me queda más que felicitar, por este orden, primero a todos esos somedanos, luego a todos esos quirosanos, después a todos esos teverganos, y, ya en menor medida, a todos esos belmontinos que tienen ese extremo cariño a su tierra siguiendo apegados a ella pese a residir en otro sitio. Si cundiera el ejemplo, mitigaríamos el despoblamiento, aunque sólo fuese vía censal.

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