Publicado el: 18 Jun 2020

El planeta se ha tomado un expectorante

Por Plácido RODRÍGUEZ

Aquellas explosiones no fueron como las de las otras bombas, el dolor de los picotazos en Nagasaki e Hiroshima fue mucho más fuerte. Los incendios forestales le producen urticaria, hay veces que le salen grandes ronchas. Últimamente la alergia le brota a menudo, los vertidos tóxicos le producen mucha reacción. Aunque parece que el Planeta ya está acostumbrado a este tipo de molestias y enfermedades, hay una cosa que le afecta sobremanera… De vez en cuando expulsa los mocos, y lo hace sin ningún miramiento hacia los seres que pululan sobre su piel mineral, en la que se obstinan en colonizar y echar raíces, hasta que la lava los carboniza y les recuerda que están allí de prestado. A veces se despereza y se sacude como un perro recién bañado, y no le preocupa importunar a los parásitos que se acomodan sobre su lomo, entonces el terremoto les recuerda que no pueden chupar cuanta sangre les venga en gana. De vez en cuando el Planeta tose sin taparse la boca, y, a pesar de que el desconocimiento de las normas no lo exime de una conducta tan reprobable, hay que decir en su favor que lo crearon con algo de prisa, en 6 días, y al séptimo, cuando estaba previsto que le enseñaran algunas pautas de comportamiento, el constructor se quedó durmiendo la siesta. Y así, como no fue educado en los preceptos cortesanos de la Vía Láctea, le faltan algunas pautas higiénicas. Es por eso que cuando estornuda esparce los microbios sin ningún tipo de pudor; a su manera manda un recordatorio de lo que más le molesta…
En realidad, el Planeta no tiene mucho que hacer. Al principio giraba temeroso en torno a una estrella. Más tarde fue perdiendo el recato y comenzó a ofrecérsele desnudo, y ahora orbita acomodado a su alrededor, dando vueltas y más vueltas, inclinándose de vez en cuando ante ella para cambiar de estación. Eso es lo que más le gusta: pasear y tomar el Sol. Lo que no le gusta es quemarse, así que ha fabricado una sombrilla que lo proteja. Por eso hay una cosa que no consiente…Y es que un virus está acabando con la pantalla que lo resguarda de la radiación, un virus que se multiplica e invade todo lo que se pone a su alcance, un virus que emite gases a todas horas. Emite gases para producir comida, para calentarse, para refrigerarse, para desplazarse; emite gases en las avenencias y las guerras; la explotación de otros virus de su misma especie también produce gases, hasta para reproducirse emite gases, gases que suben hasta la sombrilla de la atmósfera y se comen el ozono y la perforan. Y es que lo que no tolera el Planeta, lo que más perturba su paz sideral, es que le abran agujeros en el cielo.
Y se comenta en la galaxia que el constructor se ha vuelto a despertar de la larga siesta, que no lo hacía desde las 10 plagas de Egipto, y que, visto el estado en el que se encuentra su criatura, le ha recetado un expectorante. Y parece que el tratamiento le está sentando bien; es muy comentado por los otros planetas de la galaxia que desde que la Tierra se toma el jarabe le ha mejorado mucho la cara.

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